Los árboles, el pasto, la humedad y los animales, todo lo que está en el bosque te conectará con la naturaleza y con tus ancestros. ¡Camina y conócete!
Caminar en el bosque puede parecer cansado. Usualmente los bosque suelen parecer sinuosos y complicados, sin embargo, más allá de las opiniones que se tengan respecto a esto, la realidad es que caminar en sitio lleno de árboles ancestrales puede resultar en muchos beneficios para tu salud.
La previa.
Te recomiendo que vayas bien preparado para ir al bosque. No es que te puedas enfrentar con algún peligro, pero es importante que, tanto en esta circunstancia como en todas, seas precavido y estés siempre preparado para todo. Mi consejo es tener siempre presente:
- Llevar mucha agua: Las caminatas pueden volverse cansadas cuando son muy largas. Estar hidratados es el primero paso.
- Bloqueador solar: si bien estarás rodeado por árboles,que muy probablemente cubran el paso del sol, estarás expuesto durante un buen tiempo a los rayos UV. Protégete del solo utilizando bloqueador. Te llevas puntos sin consumes marcas amigables con el medio ambiente.
- Bocadillos: Probablemente querrás detenerte un segundo a descansar los pies o recuperar un poco el aliento. Te recomiendo llevar bocadillos naturales y que ayuden a la oxigenación. Una manzana o nueces son buenas opciones para darle a tu cuerpo un poco de energía para seguir disfrutando del bosque.
- Busca una rama gruesa y de buen tamaño: cuando te encuentres ya en la entrada del bosque, trata de mirar alrededor. Te darás cuenta de que por doquier hay rocas y varas. Busca una rama suficientemente gruesa, una que comparada con el grosor de tu muñeca sea también ligera y cuya altura sea la misma que del piso a tu cadera. Con esta te podrás ayudar de muchas formas y a tu cuerpo le costará menos esfuerzo ir cuesta arriba y sostenerse cuesta abajo.
- Llévate una manta: una manta te asistirá cuando quieras sentarte en algún sitio. Puedes llevarte un libro y leer acostado sobre tu manta, puedes comerte algún bocadillo o simplemente usarla para sentarte sobre ella y dejarte envolver por el maravilloso ambiente del bosque.
Respira.
La primera recomendación es que, una vez hayas caminado para adentrarte un poco en el bosque, te detengas, observes la majestuosidad del sitio y de los árboles, y respires profundamente. Inhala todos los aromas del bosque y conéctate con él en cuerpo y alma. Exhala todo lo que irás dejando atrás mientras la caminata hacia el corazón del bosque continúe.
No traces una ruta.
No es recomendable caminar sin rumbo o salir de los senderos, eso es cierto, pero es verdad que la caminata hacia el corazón del bosque es una caminata hacia tu propio corazón. Recuerda que los bosques son lugares sagrados, en los que los habitantes son árboles que son tan viejos como las cosas que se narran en los libros de historia. El bosque es un lugar que merece respeto por muchos factores, por lo que recorrerlo sin un rumbo fijo, te permitirá conectarte con todas sus «ramificaciones nerviosas», hecho que dará entrada a una manera más profunda de conexión contigo mismo. Es paradójico, pero en la búsqueda de un diálogo contigo mismo, la falta de rumbo te dará dirección.
Toca todo.
El bosque es un lugar que evoca mucho al uso de los sentidos. Desde que te adentres en él podrás sentir esto cuando huelas todo lo que te rodea, pero, más allá de esto, podrás tener una experiencia doble si te colocas bajo un gran árbol y lo tocas: el tacto de tus dedos sobre la corteza te dará tranquilidad, te orillará a saber que lo que puedes tocar es, bien o mal, lo que está vivo en ti, las cosas cuya presencia es inevitable y con las cuales tendrás que lidiar en todo momento. Tocar es aceptar y evolucionar.
Llévale un regalo.
El bosque, como todo sitio natural, te puede obsequiar cosas como calma, paz, tranquilidad, autoconocimiento, paciencia y salud, pero para que esto sea posible hay siempre que retribuirlo de algún modo. Una ofrenda que probablemente ayude sería llevarle algún regalo, por ejemplo, dejar algo de alimento para los animalitos que esté ahí. Un higo, un mango o alguna fruta que puedas abrir y dejar sobre un tronco o una roca, podría ser alimento para un murciélago, una ardilla o algún rumiante que ande por ahí. El bosque y sus habitantes agradecen las visitas, pero, como todos nosotros, las agradecen más cuando no llegan con las manos vacías.
Medita.
Encuentra un claro en el bosque donde puedas colocar tu manta. Toma asiento, adquiere una postura con la espalda recta y las piernas en flor de loto. Respira contando y repitiendo alguna palabra de tu elección, una palabra con significado profundo para ti. Piérdete en respiraciones que duren cuatro tiempos para inspirar y cuatro para dejar el aire salir. Pon tu mente en blanco y déjate envolver por los sonidos del bosque.
Recuerda que el bosque es un lugar sagrado y, si la calma y la paciencia que ganaste al caminar se hicieron suficientes, muy probablemente culminarás tu visita al bosque habiendo aprendido algo sobre ti mismo.
¡Te recomiendo caminar por el bosque en el Hotel Boscoso!
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